Respiración incorrecta: reconocer los síntomas y ponerles remedio

¿Y si te dijéramos que esos hombros tensos, los mareos incómodos o esa respiración superficial que te acompaña últimamente no tienen necesariamente que ver con tu forma física? ¿Habrías pensado por ti mismo que todo eso podría estar relacionado con tu manera de respirar? Sí, has leído bien: una respiración incorrecta puede provocar una serie de síntomas que no solo afectan a tu rendimiento físico, sino también a tu bienestar diario y a tu calidad de vida.

En este artículo te explicamos qué es exactamente una respiración incorrecta, qué síntomas puede generar y, lo más importante: cómo volver a respirar correctamente. Porque hay algo que debes saber: una respiración consciente y adecuada puede transformarte por dentro y por fuera.

¿Qué ocurre realmente cuando respiramos?

Respirar parece lo más natural del mundo. Al fin y al cabo, lo hacemos unas 20.000 veces al día, entre 12 y 15 veces por minuto cuando estamos en reposo. Pero, ¿alguna vez te has parado a pensar en la complejidad que se esconde detrás de cada inhalación?

Nuestros pulmones son los protagonistas del proceso: funcionan como dos grandes esponjas compuestas por millones de diminutas cámaras llamadas alvéolos. Cuando inspiramos, el oxígeno entra en estos alvéolos, y es ahí donde sucede algo casi mágico a nivel microscópico: el oxígeno atraviesa unas paredes extremadamente finas y llega a unos vasos diminutos llamados capilares, donde se une a la hemoglobina de los glóbulos rojos. A partir de ahí, el oxígeno es transportado a todas las células del cuerpo, donde se utiliza para generar energía en las mitocondrias. Al mismo tiempo, la sangre recoge el dióxido de carbono (CO₂) generado como residuo de ese proceso, lo transporta de vuelta a los pulmones, y lo expulsamos al exhalar.

Pero este sistema solo funciona correctamente si los músculos respiratorios, especialmente el diafragma, hacen bien su trabajo. Y aquí es donde entra en juego la pregunta clave: ¿qué significa respirar de forma incorrecta?

Respiración incorrecta: ¿qué es?

Hablamos de respiración incorrecta cuando el patrón respiratorio no es funcional o no resulta beneficioso para el organismo. En lugar de respirar de forma profunda por la nariz y llevar el aire hasta el abdomen, muchas personas respiran de forma superficial, llenando solo el pecho, y suelen hacerlo por la boca en lugar de por la nariz.

Este tipo de respiración poco eficiente puede estar causado por el estrés, una mala postura o simplemente por costumbre. El problema es que altera el intercambio adecuado de oxígeno y dióxido de carbono. El cuerpo recibe menos oxígeno, y menos oxígeno significa automáticamente menos energía. A partir de ahí se desencadena una reacción en cadena: se acelera el ritmo cardíaco, los músculos se tensan, y el cuerpo entra en un estado de alerta constante. No es de extrañar que, tarde o temprano, esto se note durante la práctica deportiva. Y si, además, el dióxido de carbono no se expulsa de forma eficiente, pueden aparecer síntomas como mareos, falta de aire e incluso ansiedad o malestar físico generalizado.

Respiración bucal y respiración torácica: por qué son problemáticas

Como hemos visto, uno de los errores más comunes al respirar es hacerlo por la boca. Este hábito, aunque pueda parecer inofensivo, tiene varias consecuencias negativas: el aire que entra no se filtra, ni se humedece ni se calienta, funciones que normalmente realiza la nariz. Esto puede provocar sequedad en las mucosas, aumentar el riesgo de infecciones y, además, reducir la absorción de oxígeno.

Otro patrón respiratorio problemático es la respiración torácica. Este tipo de respiración utiliza sobre todo la parte superior de los pulmones, mientras que la inferior —donde el intercambio gaseoso es más eficiente— apenas se activa. El resultado es una respiración superficial e ineficaz, que intensifica los síntomas mencionados anteriormente, como la tensión muscular o los mareos.

Síntomas de una respiración incorrecta

Una respiración disfuncional puede manifestarse de muchas maneras. A continuación, te explicamos los síntomas más frecuentes que podrías haber experimentado sin saber que su origen está en tu forma de respirar:

1.    Cansancio y falta de concentración

Una respiración poco eficiente implica que tanto el cuerpo como el cerebro reciben menos oxígeno del necesario. Esto se traduce en sensación de fatiga, falta de energía y dificultades para concentrarte, ya que el cerebro necesita un buen suministro de oxígeno para rendir bien.

2.    Tensión

Especialmente en el cuello, los hombros y el pecho. Cuando respiramos mal, los músculos accesorios de la respiración —que solo deberían intervenir en situaciones de alta demanda— se activan constantemente. Como resultado, se sobrecargan y se tensan, lo que puede generar dolor, rigidez, limitación del movimiento e incluso cefaleas tensionales.

3.    Mareos

Los mareos son comunes cuando se respira de forma superficial o demasiado rápida. Esto puede alterar el equilibrio entre el oxígeno y el dióxido de carbono en sangre. Si se expulsa demasiado CO₂ (lo que se conoce como hiperventilación), los vasos sanguíneos pueden contraerse, disminuyendo el flujo de sangre al cerebro. El resultado es una sensación de inestabilidad, vértigo o mareo, que se acentúa especialmente en situaciones de estrés.

4.    Falta de aire

Aunque técnicamente estés introduciendo suficiente aire en los pulmones, puede que tengas la sensación de que no te llega el oxígeno. Esto suele deberse a una respiración ineficiente, sobre todo si es torácica. Se utiliza menos volumen pulmonar, los alvéolos funcionan peor y se produce una sensación constante de que necesitas respirar profundamente pero no lo consigues.

5.    Dolor abdominal

Una mala técnica respiratoria, en la que el diafragma no se mueve adecuadamente, puede hacer que este músculo quede en una posición demasiado alta (protrusión diafragmática). Esto aumenta la presión sobre los órganos abdominales, lo que puede generar dolor, sensación de hinchazón o problemas digestivos. Algunas personas incluso experimentan gases o digestiones pesadas debido a esa presión constante.

6.    Síntomas psicológicos

La respiración y el estado mental están íntimamente conectados. Una respiración superficial o acelerada —muy común en situaciones de estrés— activa el sistema nervioso simpático, responsable de la respuesta de “lucha o huida”. Esto puede generar inquietud, ansiedad y en algunos casos incluso ataques de pánico. Además, los síntomas físicos como los mareos o la sensación de ahogo pueden alimentar aún más la ansiedad, generando un círculo vicioso del que cuesta salir si no se identifica la raíz del problema: la respiración.

Consecuencias a largo plazo de una respiración incorrecta

Ignorar los problemas respiratorios puede acarrear consecuencias bastante serias a largo plazo: tensión crónica, menor rendimiento físico, mala postura e incluso problemas cardiovasculares. Todo esto es especialmente preocupante si te apasiona el senderismo o practicas deporte con frecuencia, porque tu resistencia y bienestar dependen directamente de la calidad de tu respiración.

¿Qué se puede hacer contra la respiración incorrecta?

La buena noticia es que puedes aprender a respirar correctamente. Con una técnica adecuada, es posible reducir o incluso eliminar muchos de estos síntomas. Por eso, no es casualidad que la respiración sea un pilar fundamental en prácticas como el yoga, la meditación o incluso algunas formas de entrenamiento deportivo.

Aquí tienes algunos consejos sencillos para mejorar tu respiración:

  1. Respira por la nariz: Intenta inhalar y exhalar siempre por la nariz. Así filtras, humedeces y calientas el aire antes de que entre en los pulmones, algo que tu cuerpo agradecerá.
  2. Practica la respiración abdominal: Coloca una mano sobre el abdomen y siente cómo se eleva al inspirar y baja al espirar. La idea es dirigir el aire hacia el fondo de los pulmones, haciendo trabajar bien el diafragma.
  3. Fortalece tu respiración diafragmática: Es una técnica muy útil para liberar tensiones y relajar el cuerpo.
  4. Integra ejercicios de respiración en tu día a día: No hace falta mucho tiempo; con unos minutos al día puedes notar mejoras importantes.

Ejercicios para una respiración sana

Para notar cambios duraderos, la clave está en la práctica regular. Aquí te dejo tres ejercicios muy efectivos y fáciles de integrar en tu rutina:

  1. Técnica de respiración 4-7-8: Inhala durante 4 segundos, mantén el aire 7 segundos y espira lentamente durante 8. Ideal para calmar la mente y el cuerpo, sobre todo antes de dormir.
  2. Respiración alterna: Cierra una fosa nasal con el dedo, inhala por la otra, y luego cambia. Muy popular en yoga, esta técnica ayuda a equilibrar y concentrarte.
  3. Respiración del león: Inhala profundamente, abre la boca al máximo y exhala con fuerza haciendo un sonido “Ha”. Es excelente para liberar tensiones y activar el cuerpo.

¿Te interesa profundizar más? Entonces no te pierdas nuestro artículo “Respirar correctamente…” donde te explicamos más ejercicios y técnicas en detalle.

Conclusión: el aliento como arma secreta

Esperamos que este artículo te haya ayudado a ver que tu respiración no es algo automático sin importancia, sino una herramienta poderosa para sentirte mejor, rendir más y vivir con más calma. Si ya estás notando síntomas como tensión, mareos o molestias abdominales, puede que sea el momento de revisar tu forma de respirar. Mejor aún si empiezas antes de que aparezcan. Con unos pocos ejercicios diarios y un poco de atención, puedes lograr grandes cambios. Tu cuerpo —y tu mente— lo notarán.

Empieza hoy mismo a trabajar en tu respiración. ¡Te deseamos un bonito viaje de autodescubrimiento y bienestar!

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